¿Te apetece conocer que es el aprendizaje colaborativo de forma práctica a través de una actividad para trabajar en diferentes etapas educativas?, Déjame que te lo cuente con una experiencia que realicé durante mi labor como educador de actividades socio-culturales en el Colegio Público Calvo Sotelo de Madrid allá por el año 2004. Pese a los años es una actividad vigente que siempre me ha funcionado.
En aquel momento me encargaba de diseñar y desarrollar actividades socio-culturales lúdicas que sirvieran de apoyo educativo. Recuerdo que tenía 2 horas/semanales para un grupo amplio de chicos y chicas de entre 10 y 12 años.
¿Qué hacer? ¿Clase magistral? ¿Después de haber tenido 5 horas de clase y las 2 que les quedaba? ¡Absurdo! Eso no funcionaría y al ser voluntarias me quedaría solo. Era un bonito reto. Por un lado, debía pensar algo que captara su atención a través de una actividad que por un lado fuera atractiva y por otro generase un aprendizaje significativo en diferentes niveles.
Entonces me pregunté: ¿Por qué no crear una dinámica colaborativa donde por grupos y con la ayuda de otros monitores co-creásemos algo en colaboración? Al principio me dio algo de vértigo lo confieso, pero inmediatamente me lancé a la piscina y pensé cual podía ser la actividad idónea al perfil de los alumnos y su contexto educativo y social.
Entonces se me ocurrió una actividad que creí interesante en aquel momento. Les propuse CREAR A LOS ALUMNOS UNA PEQUEÑA REVISTA AUTO-PUBLICADA POR ELLOS MISMOS y la ayuda de un monitor que se ofreció a participar en la iniciativa. Con esta propuesta tracé lo que fue mi primera dinámica de aprendizaje cooperativo/colaborativo.
Voy a explicar de forma solapada las ideas básicas para que puedas aplicar esta actividad (intercalada con mi propia experiencia concreta cuando la llevé a cabo).
Trata de redimensionar esta dinámica a tu entorno y apóyate en los recursos humanos, contextuales y temporales de que dispones. Ya verás como te encaja si la desarrollas desde la viabilidad y la sostenibilidad.
Como era una actividad voluntaria dentro de un centro con su actividad formal realicé una convocatoria a los chicos/as inicial para ver y sondear quien se animaba y como motivaba a priori. Es muy importante si lo aplicas a tu propio grupo, que sientan de forma real que tienen voz, que no lo perciban como una imposición.
Siempre es bueno proponer la actividad con la idea de invitarles a expresar que piensan y como pueden enriquecerla. Este es un aspecto fundamental en el aprendizaje colaborativo: si siente que pertenecen a la actividad de forma activa, habrá más muestras de motivación ya que serán ellos mismo quienes vayan construyendo su aprendizaje en colaboración con otros.
Como he dicho anteriormente, es muy importante que no sea una actividad impositiva y hermética. Si hay imposición se rompe la regla número uno del aprendizaje cooperativo pero sobre todo colaborativo: a mayor horizontalidad, mayor participación.
Para ello es importante:
- Lanzar la idea y pedirles opinión.
- Generar un pequeño debate sobre la propuesta que has pensado para ellos y sientan que pueden moldearla, configurarla a su gusto pero siempre con tu supervisión si lo crees oportuno.
- Trazar los procesos que van a llevar a cabo y fomentar su autonomía de hacerlo.
- ¡Motivación total!. Dar ese pequeño empujón que les haga involucrarse de forma natural y arrancar el alma cooperativa que llevan dentro.
En mi caso propuse en primer lugar hacer una revista a mano en grupo. Es decir que luego la fotocopiaríamos para repartirla al resto de alumnos, padres, madres y profesores del colegio. En mi caso accedieron inmediatamente y parece que les hizo mucha ilusión la idea. Fue una suerte, pero si esto no sucede, trata de insistir y seguir dándoles voz, no te rindas. Si no funciona finalmente redimensiona la propuesta sin dramas, son cosas que pasan.
Una vez acordada la actividad lancé la segunda pregunta: ¿Sobre que os gustaría que hablase la revista? Con dos premisas:
- Que tuviera un interés para el resto de compañeros y trabajadores del cole.
- Que le motivara a ellos para trabajar
Las propuestas fueron múltiples, pero finalmente se decidió hacer una revista con secciones acorde a los gustos de cada participante los cuales iban a trabajar en grupos reducidos.
- Críticas a Video juegos
- Entrevistas a profesores o trabajadores del centro.
- Reportaje fotográfico de alguna actividad del colegio
- Tira cómica
- Consejos de lecturas
- Relatos.
- Etc…
Uno de los aspectos fundamentales cuando nos disponemos a generar una espacio de cooperación/colaboración es la de dejar muy clara una meta común a todos y las posibles sub-metas si hay grupos pequeños. Pero ¡ojo!, sin olvidar que es el camino recorrido para llegar a esa meta la parte más importante.
La meta común nos ayuda a que pueda cristalizar la experiencia vivida y aumente el nivel significativo del aprendizaje. Nos ayuda también a cerrar un ciclo en donde de forma natural asumamos el proceso compartido y los aprendizajes que lleva asociados.
No hay que obsesionarse con el resultado final, pero si tratar de cumplirlo. Pensar como un proyecto, que tiene su principio y su final o pequeños finales. ¡Importante!, metas viables y sostenibles a la etapa educativa donde los llevas a cabo y a los recursos que tengas a mano. Menos es más.
En mi caso, la primera meta que propuse era muy clara: íbamos a elaborar para el próximo mes desde el comienzo de la actividad un primer número de la revista. Y si lo lográbamos, pues entre todos debatiríamos si queríamos volver a repetir la experiencia. Todos aceptaron, y eso nos puso manos a la obra.
Toda actividad de este tipo precisa de una distribución de roles que debe estar fundamentada en dejar muchos (todos los posibles) espacios para el diálogo en lugares dedicados para ello. Y si todo va bien, ellos mismos con la dinamización oportuna y de forma natural te sorprenderás como crean de forma autónoma espacios informales de aprendizaje. ¿No es estupendo?. Serán capaces de forma autónoma de generar aprendizaje entre ellos por sí mismos.
Es muy importante distribuir tareas y que entre todos se pongan de acuerdo el tiempo y el espacio para desarrollarlas. Para ello es muy importante:
- Dejar que expresen que les motiva más hacer.
- Generar y que entiendan que el reparto debe ser equitativo.
- Crear un espacio “oficial” para reunión de todos los mini-grupos. Lo que conlleva asumir procesos democráticos.
En mi caso sucedió la siguiente: Como había diferentes secciones se crearon varios grupos de 3-4 personas para cada sección. ¡Nunca solos!. Todos deben vivir la experiencia de estar en grupo cooperando. Cada grupo debía gestionarse su labor y una vez a la semana teníamos 1 reunión de todos los grupos intercambiando ideas, desarrollar contenidos, prepararlos, etc…
Sinceramente creí en aquel momento que podría ser muy difícil que chicos/as de esa edad pudieran autogestionarse para realizar cada labor asignada, pero en cada reunión las idean fluían, el apoyo mutuo y su responsabilidad era asumidas de forma pro-activa.
Siempre hay momentos de tensión o de pequeñas riñas, pero ¡Tranquilidad!, ellos mismo con nuestra ayuda generarán espacio para solucionarlos. La clave es darles pié a que la gestionen, y si no es posible siempre hay que tener la mente en modo redimensión para modificar la actividad y solucionarlo de la mejor manera.
Es básicamente sentir todos que la meta está cerca, que se puede lograr siempre con la voluntad de pensar que nos hemos divertido durante el camino y que a pesar de pequeños momentos de dificultad nos hemos prestado ayuda entre todos ya sea en los mini-grupo o en la reuniones generales para buscar soluciones.
Una clave importante durante el proceso es aprovechar cada ocasión para fomentar la inclusión dentro de los grupos y con el resto de compañeros. Normalmente te encuentras con una diversidad de chicos/as. Es una oportunidad estupenda para fomentar el apoyo dicha inclusión.
Recuerdo que en esta fase sucedió algo muy bonito. Después de tener todos los contenidos, dibujos, fotografías y haber hecho entre todos la maquetación de cada página de la revista, debíamos decidir el nombre. Un momento mágico para poner la guinda al pastel que puede ser esta actividad.
Pero….. cuando creíamos que todo estaba ya hecho, la dirección del colegio me llamó para tener una reunión conmigo y valorar que habíamos hecho, que contenidos tenía la revista y que iba a ser repartido a la comunidad del centro. Querían que la revista final la autorizase la dirección del centro. Si amigos/as una especie de censura “lógica”.
Se lo transmití a los chicos/as y se enfadaron bastante porque decían que “no se les respetaban y no confiaban en ellos”. Pero lejos de ser un problema se transformó en una maravillosa oportunidad de convencer a la dirección que en la reunión de revisión estuvieran también todos los chicos/as. Qué fueran ellos mismos los que pudieran dialogar sobre su revista y si la dirección considerara que algún contenido no era adecuado pudieran consensuar con ellos directamente.
Finalmente entre todo llegaron a unos acuerdo sobre pequeños ajustes, los corregimos y ya estábamos listos para el lanzamiento!!!.
Nos dejaron la fotocopiadora del colegio, imprimimos muchos ejemplares y juntos los grapamos antes de repartirlos. Para el que esté pensando en hacer la actividad y le asuste el tema técnico de realizar una revista, aquí una bonita guía rápida ilustrada para perder el miedo.
¡LLEGÓ EL GRAN DÍA!. A la salida del colegio entre todos fuimos repartiendo las revista. Nunca se me olvidará las caras, la ilusión de aquellos chavales y la pasión con que todo explicaban a sus padres y amigos lo que habían hecho.
Seguramente ellos no eran tan conscientes que:
- Habían desarrollado su autonomía
- Que había explorado el lenguaje al redactar la entrevistas o los artículos.
- Que había potenciado sus habilidades sociales en la reuniones o a la hora de hablar con otros compañeros o profesores.
- Que habían interiorizado que el mejor camino para la solución de problemas es el diálogo
- Que había tenido la oportunidad de expresarse y defender sus argumentos a los demás.
- O que habían aprendido colaborando, haciendo y compartiendo.
Han pasado casi 11 años de aquello, ya tengo 37 años, pero sin duda es una experiencia a la que vuelvo cada vez que alguien me llama para diseñar algún programa que se fundamente en el aprendizaje cooperativo/colaborativo. Porque fueron aquellos chicos y chicas los que me demostraron que el acto de colaborar es un recurso pedagógico más que nos puede regalarnos un aprendizaje estupendo para aplicarlo durante toda la vida en diferentes circunstancias.
La revista tuvo 2 números, y aunque en la primera versión de esta entrada comenté que no tenía ningún ejemplar, justo dos semanas después de colgarlo y con una mudanza de por medio, aparecío un ejemplar del primer número!. Algo tenía que tener buenas las mudanzas. Aquí os dejó las páginas.
Un saludo y ¡Feliz colaboración!

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