ARTÍCULOS Y PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS

El rol del docente en el aprendizaje colaborativo/cooperativo [Audiovisuales]

El rol del docente y su relación con los alumnos/as es uno de los aspectos más importantes en cualquier intercambio de conocimiento. De la misma forma, los entornos de aprendizaje colaborativo y cooperativo han sido una buena tabla de experimentación, cuestionamiento e investigación para transgredir una visión tradicionalista.

En el presente artículo quiero compartir algunas reflexiones y unas conclusiones del Profesor Bain sobre que nos hace ser profesores/as más inclusivos y honestos con nuestra labor docente. Todo ello aderezado con algunas piezas audiovisuales y viñetas críticas que acompañan el tema.

El aprendizaje colaborativo por su idiosincrasia, por su posicionamiento y compromiso pone en cuestión no solo el rol que desempeñan cada uno, sino el ambiente donde se relacionan. Una aproximación demasiado directiva puede llevar la dinámica de aprendizaje a un nivel alto de reacciones negativas como desmotivación y poco compromiso provocando una fuerte contrariedad en los procesos y dinámicas que son puestos en marcha.

De la misma manera que la escuela del mundo cruel sirve para prepararnos para la vida monótona de los apoltronados y que la aceptemos sin reticencias, para crear pasotas que están hasta el gorro pero que son demasiado flojos para rebelarse (Meister, 2014, p. Hace bueno).

Autor: Miguel Brieva

Uno de los retos por tanto es romper la asimetría que existe entre profesores/as y alumnos/as. En el aprendizaje colaborativo el conocimiento es construido, descubierto y transformado por todos/as los participantes. El esfuerzo del trabajo colaborativo pretende proporcionar herramientas y desarrollar las competencias, habilidades y la creatividad dentro de un contexto de trabajo donde la enseñanza es asumida como una continua investigación y reconfiguración de procesos, métodos y habilidades.

En este contexto el profesor debe desempeñar en la medida de lo posible un rol menos directivo y unidireccional no solo en su transmisión del conocimiento, sino también en la gestión del grupo. Este actuará como facilitador, orientador y coordinador ayudando al grupo:

  • A resolver conflictos
  • Gestionar sensibilidades
  • Proporcionar recursos
  • O actuar como mediador temporal compartido entre otras muchas funciones.

En clases colaborativas, la lectura, escuchar y tomar notas no desaparece como proceso enteramente, pero va a convivir con otros procesos que son basados en discusiones entre los alumnos y más trabajo activo (Laal, 2012, p. 491).

Los profesores/as no serán meros transmisores de conocimiento para ser más diseñadores de experiencias compartidas entre los estudiantes, siendo este un factor importante dentro de procesos emergente de aprendizaje. Ken Fisher (2006) propone un cuadro que refleja los grados de competencias y aprendizaje más centrado en el alumno:

Extraído de la publicación: “The new learning enviroment: hibryd designs for hybrid learning”

Las tensiones míticas entre profesorado y alumnado podrían neutralizarse intentando que, tanto unos como otros, aumentaran el conocimiento propio y ajeno de cara a lograr mayor autonomía y colaboración, junto al compromiso por parte de los docentes de trabajar desde la participación e inmersión proactiva, tarea fundamental para los alumnos y los nuevos facilitadores, tutores, dinamizadores o cualquier otro término que indique nuevos roles horizontales de intercambio y no de transmisión unidireccional de conocimiento (Reig, 2010)

*** “En rachâchant” (1982) es un corto de Danièle Huillet y Jean-Marie Straub, basado en el relato de Marguerite Duras. La historia gira en torno a la rebelión de un niño, Ernesto, que se niega a recibir más educación escolar. El título de la película hace referencia a un nuevo método para aprender lo que no se sabe, que será el escogido por el pequeño para iniciar su revolucionaria política estudiantil.

Henry Giroux (1997) los define como intelectuales transformativos en contraposición de reducirlos a simples ejecutores de currículos, instrucciones y evaluaciones, apartándoles de los procesos de deliberación y reflexión crítica sobre estos mismo sistemas, y donde esta situación les lleva a procesos rutinarios dentro del aula (Giroux, 2001).

Personalmente he sostenido que el hecho de ver a los profesores como intelectuales nos capacita para empezar a repensar y reformar las tradiciones y condiciones que hasta ahora han impedido que los profesores asuman todo su potencial como académicos y profesionales activos y reflexivos. […] En el sentido más amplio, los profesores como intelectuales han de contemplarse en función de los intereses ideológicos y políticos que estructuran la naturaleza del discurso, las relaciones sociales de aula y los valores que ellos mismos legitiman en su enseñanza. Con esta perspectiva en la mente, quiero extraer la conclusión de que, si los profesores han de educar a los estudiantes para ser ciudadanos activos y críticos, deberían convertirse ellos mismos en intelectuales transformativos (Giroux, 2001, p. 65).

Se extrae de esta postura que el espacio pedagógico que comparten profesores/as y alumnos/as no es neutral, y por tanto el papel de la enseñanza simbolizado en el profesor/a:

  • Primero no puede reducirse a su simple adiestramiento para ejecutar tareas poco comprometidas con dicho espacio, sino que son los mismos principios de la pedagogía los que obligan a buscar más compromiso político e ideológico en pos de desarrollar contextos más democráticos.
  • Y segundo, esa búsqueda comienza con la auto-concienciación de que enseñar no es una tarea jerárquica, sino que los alumnos deben ser tratados de forma horizontal para que a su vez sean ellos los que se conviertan en iguales ejecutores de tareas propias de una dinámica reflexiva y crítica.

El profesor no es un profesional que acepta las discontinuidades educativas y los flujos orgánicos, por lo que acepta que aprenderá de sus estudiantes, que sus estudiantes saben muchas cosas que él no sabe, que el enriquecimiento intelectual es mutuo, de doble dirección (Acaso, 2010, p. 189).

El condicionante de honestidad y humildad se torna vital en la asunción de la tarea de esos nuevos orientadores que pretenden desempeñar un rol más horizontal, comprometido y reflexivo en su tarea.

Los profesores intelectuales y reflexivos suelen tener un alto grado de compromiso en su tarea, más allá del éxito personal en el aula. Valoran sus propios esfuerzos como parte de una empresa educativa más general y no como una oportunidad para lucirse” (Bain, 2007, p. 189). Y así mismo esta reflexión vino precedida una interesante pregunta: ¿Qué hace que algunos profesores tengan éxito con estudiantes de formación diversa? (Bain, 2007, p. 2).

La pregunta que dió origen a una investigación y de las conclusiones emergen seis cuestiones en relación a los profesores estudiados y de las que vamos a extraer los aspectos más oportunos en relación con la presente investigación. Bain (2007) aporta las siguientes conclusiones:

  • Sobre qué saben y entienden los mejores profesores se concluye que aunque todos controlan su materia de una manera óptima la diferencia reside en que los profesores que marcan la diferencia conciben que el aprendizaje pasa por generar por parte del alumno su propio conocimiento y que no sea un proceso de mera transmisión unidireccional del mismo. De igual forma que asumen el aprendizaje con la idea de que sea duradero en el tiempo y significativo en la manera que los alumnos piensan y sienten.
  • Sobre cómo preparan su experiencia docente, los profesores que destacan por su labor se hacen preguntas más allá de las reducidas a aspectos relacionados con el número de alumnos que tendré o qué método para evaluarles voy a utilizar. Los sujetos de investigación aportan una perspectiva más rica y completa comenzando siempre por los objetivos de los alumnos.
  • Sobre qué esperan de sus estudiantes, hay un hecho incontestable y es que siempre esperan más, pero lo logran evitando «objetivos que estén ligados arbitrariamente al curso y favorecen los que ponen de manifiesto la forma de razonar y de actuar que se espera en la vida diaria» (p. 11).
  • Sobre que hacen cuando enseñan, si bien los métodos varían, los mejores profesores a menudo intentan crear lo que acabamos denominando un «entorno para el aprendizaje crítico natural». En ese entorno, las personas aprenden enfrentándose a problemas importantes, atractivos o intrigantes, a tareas auténticas que les plantearán un desafío a la hora de tratar con ideas nuevas, recapacitar sus supuestos y examinar sus modelos mentales de la realidad. Son condiciones exigentes pero útiles, en las que los estudiantes experimentan una sensación de control sobre su propia educación; trabajan en colaboración con otros; creen que su trabajo será considerado imparcial y honestamente; y prueban, yerran y se realimentan gracias a estudiantes con más experiencia, antes e independientemente de que medie cualquier juicio que intente calificar su intento (pp. 11-12).Sobre el trato a los estudiantes, tienden a ser afectivos y comparten sus experiencias de una forma más horizontal, honesta y aplicada a la vida diaria.
  • Sobre cómo comprueban su progreso y lo evalúan, los profesores estudiados aunque utilizan diferentes métodos el denominador común es la conciencia de que evaluando a sus alumnos se están evaluando a sí mismos y que ello hace que afronten este proceso evitando juzgar de forma arbitraria. Es por ello que utilizan formas basadas en los aprendizajes básicos.

Nos advierte que esos profesores paradigmáticos de la buena docencia del estudio fallan y comenten errores, no siempre tienen la capacidad para poder llevar al punto óptimo. Lo que les hace “mejores” es la capacidad de superación y adaptación de aprendizaje después del error, asumiendo su responsabilidad y compromiso con la comunidad a la que pertenece más allá del éxito individual que pueda acontecer, donde su la auto-percepción está asociada a personas que tratan de contribuir a la construcción de entornos más sostenibles de aprendizaje. En definitiva el rol de profesor que genera y media en el proceso de intercambio de conocimiento debe asumir su posición y «ajustar cada idea a lo que son y lo que enseñan» (Bain, 2007, p. 13).

Y para finalizar os dejo el documental “Children full of life” dirigido por Noboru Kaetsu que nos presenta como son las clases durante un año del profesor Toshiro Kanamori. Educa a los niños desde un ambiente de respeto absoluto, desarrollando la empatía. Les otorga voz y les permite opinar tratándoles como las personas que son, dejándoles la libertad necesaria para que desarrollen su individualidad. Su principal objetivo es enseñar a los niños a ser felices. Aprendiendo a pensar en los demás…

Hasta la próxima

–> Fuente principal:

Rodríguez, C.J (Carlos Albalá). Tesis Doctoral “Ambientes de aprendizaje colaborativo en comunidades artístico-pedagógicas”

–> Fuentes asociadas:

Acaso, M. (2010). La educación artística no son manualidades. Nuevas prácticas en la enseñanza de las artes y la cultura visual. Madrid: Los libros de la catarata.

Bain, K. (2007). Lo que hacen los mejores profesores de la universidad. Valencia: Univèrsitat de València.

Fisher, K. (2006). The new learning enviroment: hibryd designs for hybrid learning, public #2. Education Futures Launches, 2, 14-21.

Giroux, H. (1997). Los Profesores como Intelectuales: Hacia una pedagogía crítica del aprendizaje. Barcelona: Paidós.

Giroux, H. (2001). Los profesores como intelectuales transformativos, Docencia, 15, 60-66

Meister, A. (2014). Beaubourg. Una utopía subterránea. Madrid: Enclave Libros.

Laal, M. (2012). Collaborative learnig: what is it? Social and Behavioral Sciences, 31, 491-495.

Reig, D. (2010). Educación social autónoma abierta. En ZEMOS98 (eds.), Educación expandida (pp. 207-234). Sevilla: Zemos98 Publicaciones.



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